Por Ana Helfant, Crítica de Arte, Periódico El Mercurio. Santiago de Chile 1949

En París, en el año 1924, apareció por primera vez el grupo llamado neo humanista. Huyendo de lo abstracto del cubismo, y de otras escuelas desordenadas, los neo humanistas trataron de volver a poner al hombre en un lugar más o menos equilibrado.

¿Pero cuál es el motivo que hayan aparecido en Chile, en donde los movimientos de arte extremistas son casi inexistentes? Nada tan sencillo.  El neohumanismo chileno en su mayoría tiende hacia un arte de alcance social. Todos ellos se han agrupado alrededor de un movimiento de murales. En este estilo, se ha pintado al “duco” o al fresco, el argumento es inevitable, porque si es difícil juntar armoniosamente un par de figuras, más difícil es juntarlas sin motivo alguno y no olvidemos que la pintura mural es esencialmente pintura de composición. Entonces, es natural recurrir a la idea. Antiguamente los pintores recurrían a la idea religiosa, pero hoy la religión no es tan difundida como entonces, luego hay que buscar otros temas.

El social reviste cierto dramatismo que los muralistas explotan con asombrosa facilidad como si fuera una mina de veta rica. Ahora no se vaya a creer que encontrando una buena idea es suficiente para lo plástico. Este arte, que es el más complejo de todos porque requiere conocimientos técnicos especiales, además de composición, dibujo, color, sentido de monumentalidad.

Son muchos los puntos que hay que tocar hasta formar un proyecto de mural,  Por eso, aunque no se pinten mendigos harapientos, la pintura mural será siempre una pintura importante y de alcance social.

Del talento de José Venturelli no hemos dudado nunca.  De su fuerte personalidad, de su valiente trazo, de aquel sonido dramático como de bronce que saca de cada una de sus obras.  La tabla que tiene pintada al duco, con aquella niñita de vestido rojo está muy bien de colorido.  En las carnaciones ha logrado transparencia, cierta cosa cristalina que le hace pensar a uno en las uvas blancas. Pero el fondo no está conseguido.  Tiene cierto aspecto afichista, sin profundidad, sin valor.  Los dibujos de mendigos harapientos son interesantes.  Muy dramáticos, muy crueles.  No es la visión de un hombre que mira con ternura, con piedad, la miseria humana, pero con crueldad.

Gabriel Bracho es otro muchacho que tiene talento.  Si comparamos las obras que expone ahora con las que le viéramos un par de años atrás en su exposición en la Universidad de Chile, hemos de encontrar cierto progreso. Pero todavía falta dibujo y conocimientos de composición.  Así por ejemplo, aquella tabla con pescadores tiene completamente desdibujada la figura en amarillo, mientras en la otra tabla que tiene expuesta, la composición es incongruente, y el color no esta a la altura de a primera, que tiene cierta luminosidad que está bien.

Erwin Wenner, es frío y metódico.  Los dos proyectos que presenta nos parecieron más ilustración para manual de historia para niños.

Julio Escames, de quien me ocupara un par de semanas atrás con motivo del Salón de la Federación de Artistas Plásticos, sigue interesándonos con su único dibujo al agua-tinta.  Pero por supuesto no sabemos qué tiene que ver con el muralismo, cuando él nada tiene de eso.

Carmen Cereceda expone una cabeza de cierto interés colorista, pero en la composición, lo que es fundamental en el mural, la encontramos débil.  Necesita saber cómo amarrar, enlazar las figuras entre sí.

Laureano Guevara, es sin duda el que más sabe del oficio. Sus proyectos están siempre equilibrados, pero falta un poco de calor humano en sus obras.  El proyecto de vitreau presenta cierto interés 

Osvaldo Salas no tiene concepto de muralista.  Sus tres obras son dibujos deformes, que quizá podrían emplearse para ilustración. Tampoco su idea de estilización es muy clara, pues más bien deforma que estiliza.

Walter Solón, quien también estuvo exponiendo en la Sala del Ministerio de Educación, es muy desigual en su presentación.  Sus composiciones son un tanto incoherentes, y muy débil de color.  En cambio, sus grabados con temas bolivianos nos parecen superiores.  También anotamos la figura en rojo del Instituto Chileno – Norteamericano, que está bien intencionada de color, pero que solo podría ser un trozo de mural.

Nueve pintores abren exposición el lunes 

El lunes en el Instituto Chileno – Norteamericano de Cultura, será inaugurada oficialmente la Exposición del grupo de pintores muralistas “Neohumanistas». Expondrán Pedro Lobos, Walter Solon, Erwin Weinner, José Venturelli, Julio Escamnes, Gabriel Bracho, Careen Cereceda, Fernando Marcos y Laureano Guevara.

Título original: Salón de los muralistas neo-humanistas. Instituto Chileno Norteamericano de Cultura